Los atípicos métodos de negociación del secretario de Comercio, Guillermo Moreno, siempre estuvieron en boca de todos y generaron una larga serie de rumores que indicaban actitudes un tanto coercitivas por parte del «arreglador de precios», esta vez los hechos dejarán de ser meramente habladurías para convertirse en la primera causa judicial que un funcionario kirchnerista deberá afrontar.
El miércoles pasado, un ex funcionario de Agricultura supuestamente presionado por Moreno brindó detalles en Tribunales sobre un curioso diálogo entre ambos. Marcelo Rossi fue el titular de la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (ONCCA) hasta principios de marzo y renunció en el marco de la interna que se generó entre Moreno y la ministra de Economía, Felisa Miceli.
En los últimos días de febrero, Moreno citó al funcionario a su despacho y le dedicó algunas frases que Rossi percibió como «una amenaza», al punto que pensó en «la seguridad de su familia», según declaró ante el juez federal Ariel Lijo. El relato apunta que la conversación arrancó de modo poco usual: con Moreno marcándose el hombro derecho con el dedo índice, como un jefe militar o «capanga» que le muestra a un subordinado la chapa. Y terminó peor, cuando no llegaron a ningún acuerdo en el tema en cuestión —sobre la exportación de carne— el secretario de Comercio lo despidió con un lacónico: «Bueno, nene, estás en un quilombo».
El diputado del ARI, Adrián Pérez, tomó conocimiento del hecho y denunció el episodio en Comodoro Py. El fiscal Federico Delgado entendió que podía haber en esto algún delito y requirió la apertura de un expediente. Como primera medida, el juez citó a declarar a Rossi, que se hizo acompañar por Enrique Paixao, procurador durante el gobierno de Raúl Alfonsín.
El ONCCA maneja un presupuesto de 600 millones de dólares. La función del organismo es la de monitorear un Registro de Operaciones de Exportación (ROE) de la carne, administrar los subsidios para la producción de maíz y distribuir la Cuota Hilton. Aparentemente, según la declaración, el áspero Moreno «quería disponer la distribución de esos fondos». Por otro lado, los mal pensados de siempre, «sin ningún tipo de fundamento», aseguran que este supuesto «apriete» fue una artimaña para deshacerse del último aliado de Miceli en el área de Agricultura.
«Yo no estaba dispuesto a delegar mis funciones», aseguró Rossi, y lo invité «a compatibilizar posiciones», aseguró. Ante esta negativa las versiones indican que Moreno abría alzado una ceja, puesto cara de, ¿A este qué le pasa? y le habría soltado un seco: «yo no compatibilizo con mis subalternos, sólo con mi pares». Para completar, este hombre de Estado y «pistolero» de la lucha contra la inflación le habría propuesto tres opciones: «sumate al grupo y sos bienvenido; presentá tu renuncia, que también va a ser bienvenida; o seguí con la Piba» y, evidentemente preocupado por la suerte del funcionario remató: «ojalá que no te pase nada».
El Código Penal castiga con penas de entre 6 meses y 2 años de prisión al que «hiciere uso de amenazas para amedrentar a una o más personas». La escala sube de los 5 a 10 años si esas amenazas apuntan a la «obtención de alguna medida o concesión por parte de cualquier miembro de los poderes públicos». Igual se desprende que no va a suceder nada, evidentemente el hecho no fue más que un mal entendido entre las partes, solo que a una de esas partes no le gusta que no la entiendan.